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Mostrando entradas de enero, 2010

Ojo! Inflación y sordera - Dalmiro Sáenz

¿Saben a cuánto se fué el caviar? ¿Saben cuánto cuesta una latita? Un ojo de la cara; ¿y saben cuánto está el ojo de la cara?; no saben, eh? Yo tampoco, pero le podemos preguntar a una novia que tuve, un poco tuerta ella; me acuerdo un día que le compré un ojo de vidrio y le dije: -Probátelo -No, delante tuyo me da vergüenza -Vamos, no seas sonsa, probátelo -¿Me prometés no mirar? -¡Bueno, dale! Entonces se levanto un poco el párpado, que según Borges es el escote del alma (¡Graciela no; Jorge Luis, animal!), y se lo pone y va y me dice: -No veo nada - ¡En ese ojo no, pedazo de bruta! -le digo yo, porque se lo había puesto en el sano; pero ustedes saben cómo son las mujeres cuando no quieren dar brazo a torcer: gritan y gritan y uno tiene que soltarlas, y ella se fue un poco fastidiada pero con el brazo intacto. De todos modos mucho no me importó, porque muy linda no era, para qué nos vamos a engañar: vista de frente tenia algo de Ursula Andress de espalda, y vista de

Amigas del Alma

Laura conoce a Diana desde el colegio secundario. Tambien a Luis, que las conoce a las dos, pero no del colegio, sino del kiosco de enfrente, por el que ambas pasan a diario. Como siempre sucede, Luis les gusta a las dos. Pero a Luis solo le gusta una de ellas. - Hola Luis! - Hola Diana, como estas? - Muy, pero muy bien. Hoy más que nunca. - Ah si? Y eso porqué? - Porque Laura por fin está enamorada. Y ya sabés como la quiero. Luis no dice nada, pero en su cara hay una mueca de frustración. Diana se relame. - Y creo que se va a poner de novia, no es genial? -Si, claro, dice Luis entre dientes. El viernes es dia de salir, y Luis y Laura casi se chocan a la entrada de un bar. - Hola Luis! - Laura... - Ey, estas bien? - Si, si. Un poco cansado nomás... - Ah... - Por cierto, felicitaciones... Debes estar contenta... - ... - Digo, me contó Diana que te pusiste de novia... -Coooomo???? - ... -Pero... Luis... Yo pensé que... Ayer estuvo Diana en casa y mientras tomabamos mate.

Para jugar sin balón

Como es mas bien poco lo que me preocupan los posibles diagnósticos que a posteriori pueda hacer la veintena de amigos de Psicologia, los dejo ir. Mis manias/juegos, simples mata minutos lúdicos, o atisbos de una mente que deambula el camino a la mas rematada demencia Uno bastante inofensivo: ir caminando, o montado en mi corcel de metal azabache y cromo, y jugar apuestas: la proxima chapa patente tendrá como resultado de la suma de sus digitos, digamos, diecisiete. La estadistica, cientificamente cotejada durante años de experiencia, nos dirá que siempre será mejor comprometerse con un número mayor a doce (sobre lo nefasto del trece se ha dicho demasiado ya; asimismo de la fortuna que encierra), y menor a 23. Si se desea mayor complejidad, puede adicionarse el uso de la triada de letras precedente a la serie numérica. Por ejemplo, las tres letras seran un presidente argentino y la suma de la cifra nos dara quince (DFS735 es mi vehiculo. En cuanto descubri la abominación que encierra,

Ausencias Proverbiales

En Rusia, además del nombre propio y apellido, al nacer cada quién recibe un patronímico. Por ejemplo, si mi padre se llamara Sergei Mijail Ivanov, yo debería llamarme Juan Mijáilovich Ivanov. Ahora bien, mi hermana, de haber tenido el mismo padre y, por supuesto, de haber nacido en Rusia, se llamaría Juana Mijailovna Ivanova. Nótese: no se llamaría como mi padre y yo, Ivanov, sino Ivanova. Eso explica la proverbial ausencia del apellido Perez en Rusia. Es sabido que en Rusia no se toleran los vicios, y de haber una mujer hija de un Perez, se apellidaría Pereza, lo que justificaría redondamente que la enviasen a los campos de trabajo forzado en Siberia, porque, como todos bien saben, la Pereza es la madre de todos los vicios.

De puño y letra

1952. Presunto diálogo entre Cortázar y una francesa. En algún lugar de París. (Ebrios de sábado, luces, intemperie, humo y alcohol. Quizás el deseo los predispone a la conversación) - ¿Escribís a mano? -¿A mano? ¿Acaso me ves cara de octogenario? -¡Pero no! ¡qué decís! Simplemente es por esa "cosa" que tienen muchos ustedes los escritores, esa suerte de romanticismo de pluma, papel y tinta, esa casi narcismo de la impronta personal en las líneas, y todo eso, ya sabés. Cortázar se queda en silencio un momento. Fuma un Galois con los ojos entornados, empuja fuera de sí el humo como quien toma carrera para dar un salto. -Lo peor es que cuando uno se vuelve mecanógrafo esencial ya resulta imposible escribir de otro modo, y la escritura mecánica termina por ser nuestra verdadera caligrafía... *** ¿Será que la gente aún escribe a mano? Quiero decir: escribir a mano sin que medie una máquina, cualquiera sea; escribir como una actividad voluntaria que escapa del mero accidente de