Ausencias Proverbiales

En Rusia, además del nombre propio y apellido, al nacer cada quién recibe un patronímico. Por ejemplo, si mi padre se llamara Sergei Mijail Ivanov, yo debería llamarme Juan Mijáilovich Ivanov. Ahora bien, mi hermana, de haber tenido el mismo padre y, por supuesto, de haber nacido en Rusia, se llamaría Juana Mijailovna Ivanova. Nótese: no se llamaría como mi padre y yo, Ivanov, sino Ivanova. Eso explica la proverbial ausencia del apellido Perez en Rusia. Es sabido que en Rusia no se toleran los vicios, y de haber una mujer hija de un Perez, se apellidaría Pereza, lo que justificaría redondamente que la enviasen a los campos de trabajo forzado en Siberia, porque, como todos bien saben, la Pereza es la madre de todos los vicios.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Una flor de nomeolvides - Milan Kundera

Undine - Abelardo Castillo

Las Historias de Don Rolo (Capítulo I)