Sobre Famas

¿La verdad? Me importa bastante poco si luego de esto me acusan de snobismo y frivolidad. ¿A qué ocultar lo que es completamente verídico? Les guste o no a los inquisidores y amantes de la crítica superveloz, tengo un montón de amigos famosos. ¿Y, qué, acaso un artista que conozco yo y sólo algunos amigos más no tiene todo el derecho a ser llamado famoso? Y conozco muchos, a no dudarlo. Verónica, para empezar. No hace falta más que tomarse un ratito para mirar sus collages magníficos, o leer uno o dos de sus textos. Se le sale por los poros el arte, respira belleza. Casos como ella, montones. Y de los otros, de los perfil bajo, muchos mas. Álvaro y su Yamaha de doce cuerdas, esa voz que tan pocas veces se deja ver desnuda; Pato y toda su capacidad de ver lo que yo escribo y convertirlo en dibujos y pinturas; Andrea y su increible manera de contar esas cosas que yo no consigo decir ni con media resma de papel A4. Es asi, amigos. Aunque me acusen de snob y frívolo: cada vez que uno de estos cronopios me deja ver algo de eso que saben hacer tan bien, me vienen unas ganas terribles de sacarme una foto con ellos y pedir un autógrafo.

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