Amor a prueba de almanaques

Estaba enamorado de ella hasta los huesos. Conocía cada rasgo de su rostro, sus horarios, las cosas que le gustaban, las que no, su color preferido, el perfume que usaba los domingos. Sin embargo, era demasiado tímido. Siempre ensimismado, vio transcurrir treinta años sin poder confesarle su amor. Treinta años: la juventud, la universidad, ella se casó, tuvo dos hijos.

Hoy es su funeral.

La mira enternecido. Ausculta su corazón y sabe que lo que siente por ella es inmutable. Se decide. Hoy le confesará su amor incondicional. Después de todo, sabe bien que en este cementerio no hay fantasma que tenga la pinta de él.

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