Furibundo Chop Suey

Ese maldito perro. Ahí está de nuevo. Parece que me oliera, no sé. O quizás escucha que arrastro los pies, o el “tac – tac” que hace mi bastón cuando voy por la vereda. Animal del demonio. Si tuviera veinte años menos acá mismo me paro y lo reviento a patadas. Es la cuarta vez que me muerde. Y esa estúpida mujer que lo deja suelto. Ni siquiera consigo asustarlo ya. Le grito, le tiro piedras y el muy miserable se me viene encima. Si fuera joven no me hubiese alcanzado. Si hubo alguien que corriera rápido, ese era yo. Pero ahora… Bicho de porquería, me dejó sin aire. Pero ya no más. Ya no me vas a volver a morder, perro de mierda.

Esa noche don Julián preparaba una especie de chop suey. Se sentó, luego de llenar una copa de vino y servirse un plato rebosante. Sonreía con malicia.  “La venganza es un plato que se sirve frío", dijo en voz alta, mientras se llevaba a la boca el primer bocado.

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