Un casi niño, una completa noche.

Me dolés en la boca,
me dolés en las manos,
me dolés en los ojos,
en el pecho me dolés.
Meto la mano en el fuego,
mi boca reseca sucumbe,
rendida de hielo.
Y eso parece la muerte
Erte, erte.
Amor es erte hoy
Solo, en idioteces vanas.
Para respuesta, el gran enigma.
Me dolés, me dolés en el alma.
En el cuerpo me dolés.
Si hay un alma o un cuerpo.
Que termine mañana, eterno dolor.
Que termine hoy.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Una flor de nomeolvides - Milan Kundera

Las Historias de Don Rolo (Capítulo I)

Undine - Abelardo Castillo