Antinomias.

Y bien sé que hubiera podido escribir un relato atiborrado de vejámenes e insultos, con escenas cargadas de violentas palabras, una invención tan símil de todo esto que en pocas horas o días se hizo cieno y borrasca. La sangre se espesa, el cuerpo, el alma se agobian. La ligadura de cordones umbilicales infinitamente encadenados. Todos esos rostros que se parecen tanto a mí, todos son ningún yo, son un anti mí. Anti no mi a. Y una palabra viene a ocupar el espacio de lo que no se acumulará en cientos. Hartazgo. La suma del cansancio que no tengo ganas de escarbar. Hartazgo. Vulgaridad del rito, prejuicio estúpido, vena abierta expulsando linfa negra. Hartazgo.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Una flor de nomeolvides - Milan Kundera

Undine - Abelardo Castillo

Las Historias de Don Rolo (Capítulo I)