Deseo cumplido

Sobre los motivos, para qué hablar. Lo cierto es que hubo discusiones, se especuló sobre si era conveniente hacerlo o no. Ya se sabe: no importa cuáles sean las razones en tanto que sean convincentes. Así fue como la locura tomó el mando. Entonces los hombres se pusieron en marcha, invocaron al efrit, lo dejaron libre. Es mentira que haya genios malignos, el genio embotellado no tiene moral, concede para bien, o para mal, le es indiferente. Los hombres le solicitaron sólo dos deseos. El efrit se los concedió y supo que sería lo más aterrador que jamás se viera.

Little Boy, se llamó el primero. Fat man, el segundo. El primero, devastó Hiroshima. El segundo, Nagasaki.

El genio volvió a su morada, luego de cumplir su misión. Allí aguarda aún la llamada de algún hombre que se atreva a invocarlo. Aunque esté prohibido, algunos desearían verlo libre.

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