Rex Nemorensis

Junto al lago de Nemi, en lo que es la actual provincia de Lazio en Italia, había un bosquecillo sagrado y en él, un templo consagrado a Diana Nemorensis, Diana del Bosque. Según relata James Georges Frazer, un hombre vigilaba día y noche delante de cierto árbol. El hombre no era otro que el Rey del Bosque. La continua vigilia no era vana: sabía que cualquiera que tomara una rama del árbol sagrado, tendría el derecho a desafiarlo en combate, y si lo vencía, sería el nuevo Rey. Un hombre más joven, más fuerte, o más hábil asesinaba al Rey, y lo sucedía, y se convertía en ese momento en el que esperaba la muerte. Un hombre mata a otro, y es rey, hasta que llega otro y lo mata.

Quizás esto no sea tan distinto de lo que sucede en el amor. Un hombre sucede a otro en el corazón de una mujer por una especie de asesinato, lo sustituye brutalmente y empieza a reinar en él, sabiendo que, más tarde o más temprano alguien intentará asesinarlo, y quizás alguien lo matará. Mientras el amor existe, existe también un cierto estado de riesgo, de inseguridad. Afortunadamente, el caso de una mujer es mucho más complejo: el bosque de Nemi es mucho menos mutable que una mujer, mientras el bosque no interviene en el asesinato del rey, la mujer también es ella misma patrona de ese bosque que es el hombre y también ella misma puede ser asesinada y sucedida por otra.






Comentarios

Ushka ha dicho que…
Es lo que en el saber porpular se conoce como "un clavo saca a otro clavo".
El Griego ha dicho que…
Seguramente Frazer encontraría tambien una raíz pagana en ese dicho. Por analogía en el "clavado", amor y mito se parecen.

Mejor no abundar.
Salut, Ush. :)

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